Con acusaciones de haber sido metido por la ventana, Mauricio Macri apeló el procesamiento que el juez Martín Bava le dictó el miércoles pasado por haber ordenado el espionaje sobre los familiares de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan. El expresidente también impugnó la decisión del juez de prohibirle la salida del país y el embargo por 100 millones de pesos que también le impuso.

El defensor de Macri, Pablo Lanusse, presentó este lunes un escrito de 71 fojas en el que sostiene que Bava “ingresó por la ventana” al expresidente en la causa el 1 de octubre pasado en pleno proceso electoral. La apelación de Macri fue virulenta con el juez e incluso llegó a deslizar que la resolución de la semana pasada podría no haber sido escrita por él, sino por un “inaceptable ghostwriter”.

“También avanza con una forzada construcción antojadiza, voluntarista y sesgada de la inexistente responsabilidad del Señor Mauricio Macri, marcada por un designio ideológico impropio de un auto jurisdiccional –más próximo a una mediocre arenga de barricada que de una decisión proveniente de un Juez de la Constitución Nacional–, que viola el principio de legalidad, de culpabilidad, de personalidad”, escribió Lanusse sin esconder la antipatía que le genera Bava.

La investigación por las tareas ilegales desplegadas por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), desde su delegación Mar del Plata, se inició el 23 de septiembre del año pasado con la denuncia que formuló la interventora de ese organismo, Cristina Caamaño. En la presentación de Caamaño, Macri estaba señalado como uno de los responsables.

Bava llamó a indagatoria al expresidente después de tomar once declaraciones previas y de dictar nueve procesamientos. El juez recién logró indagar al líder del PRO el 3 de noviembre pasado y le dictó el procesamiento casi un mes después, pese a que Macri sostenía que el juez iba a procesarlo antes de las elecciones del 14 de noviembre.

Los argumentos de Macri

Mauricio Macri ni espió ni ordenó espiar a nadie, y por ende es arbitrario pretender atribuirle generar, acumular, hacer uso y no haber dispuesto el cese de la realización de tareas de inteligencia o destinado recursos para tal fin, o cualquier otra maniobra relacionada con esas inexistentes conductas”, escribió Lanusse, quien afirma que Bava modificó la imputación para perjudicar a Macri.

Las críticas del expresidente al fallo de Bava son las siguientes:

  • No hay pruebas que demuestren que Macri ordenó el espionaje o que utilizó la información;
  • Macri no sabía de la existencia de los partes de inteligencia que enviaban desde la AFI Mar del Plata. En algunos tramos de la apelación, la defensa de Macri pone en duda su veracidad;
  • Los testigos que Macri pidió dijeron que el entonces presidente no tenía intervención en temas de inteligencia, pese a lo que extrajo Bava de los testimonios;
  • “Macri no tenía relación directa con las tareas propias que realizaba la Agencia Federal de Inteligencia, ni recibía información de la misma”. Bava reconstruyó que hubo 44 visitas del entonces director general de la AFI Gustavo Arribas a Macri en el tiempo en que se sucedieron los seguimientos a los familiares. El juez particularmente se detuvo en una visita del 1 de febrero de 2018, dos días antes de que la AFI enviara un parte anticipando cuáles iban a ser los planteos de cuatro esposas en la reunión que iba a llevarse a cabo el 6 de febrero de ese año en la Casa Rosada.
  • Por el fallo del juez, Macri podría ser responsabilizado en las otras dos causas que tramitan en Dolores, la que orbita alrededor de Marcelo Sebastián D’Alessio, y la del Proyecto AMBA.
  • Hablar de que el accionar de la AFI durante la era Macri representó una vuelta a las prácticas del pasado es un “bochorno judicial”.

Un argumento insólito

Macri, además, apeló la prohibición de salida del país, que es la decisión de Bava que más lo aflige. Desde que el juez lo llamó a indagatoria, Macri viajó a Chile, Arabia Saudita y Qatar. El expresidente planteó que podría haberse evadido de la justicia pero que no lo hizo.

El expresidente sostiene que tiene arraigo familiar en el país y que no podría escaparse porque es el “líder político” de la principal coalición opositora. “A ello debe sumarse, para desbaratar el absurdo y la fundamentación aparente y arbitraria expuesta en la resolución, que el Señor Mauricio Macri estuvo, autorizado por este Juzgado, en Arabia Saudita. País con el cual no se posee tratado de extradición. Sin embargo, y más allá de los vínculos con autoridades en ese país, o en cualquier otro del mundo, en las máximas esferas políticas, económicas o sociales, mi ahijado procesal –aún sabiendo que se le dictaría este auto de procesamiento arbitrario y que continuaría la persecución política en su contra– volvió al país y reconoció, como es su voluntad constante, su sujeción al proceso y a las instituciones de la República“, escribió Lanusse.

Cómo sigue la causa tras la apelación

La apelación de Macri deberá ser revisada por la Cámara Federal de Mar del Plata, el tribunal que, en dos oportunidades, rechazó los intentos del expresidente de apartar a Bava. Si llegara a prosperar el intento de Macri de llevar la causa a Comodoro Py, sería la Cámara Federal porteña la que deberá analizar si hay méritos suficientes en la resolución del juez que subroga en Dolores.

Según reconstruyó Bava, los espías de la AFI Mar del Plata siguieron y se infiltraron entre los familiares de los tripulantes entre diciembre de 2017 y finales de 2018. Perseguían un objetivo: anticiparle a Macri cuáles serían sus reclamos.

En la causa, hay otros once procesados: Arribas, la exsubdirectora Silvia Majdalani, los exdirectores operacionales de Contrainteligencia Martín Coste y Diego Dalmau Pereyra, el exdirector de Reunión Interior Eduardo Winkler, el exjefe de la base Mar del Plata Nicolás Iuspa Benítez y los cinco agentes que cumplían funciones bajo su mando.